sábado, 29 de noviembre de 2008

Los hinchas armaron su propia fiesta !!!



Despues de una demostracion de fidelidad y afecto inconmesurable derramada en el Cilindro de Avellaneda bajo el aliento continuo que cayo desde la tribuna y que harto importante fue para rescatar un resultado positivo, ahora los fanaticos de Gimnasia retornaron al bosque con la ilusion de siempre pero con el valor agregado de ser conscientes de la importancia de su apoyo hacia el equipo, por lo que la posibilidad de desatar la fiesta en el Juan Carlos Zerillo no se hizo esperar.
Mas de 20 mil almas se extasiaron al entonar "(..)no me importa donde juegue, al Lobo yo lo vengo a ver, Gimnasia es un sentimiento, que nadie lo puede entender (..)", ese mismo cantico que surgio pocos minutos del corner que derivo en el empate agonico de Ariel Aguero ante la Academia, y que quedo grabado a fuego por el provecho de esa anotacion. Un grito de guerra en tiempos hostiles.
Incluso esa manifestacion es leal con la pasion que emana el hincha del Lobo, y que pareciera esparcirse cual plaga. Una enfermedad incurable, o mejor dicho de la que no quieren curarse. "Un sentimiento que nadie lo puede entender", salvo el que esta parado a su lado, gritando hasta la afonia por las mismas alegrias y las mismas penas.
Precisamente el clamor identitario del hincha albiazul es consecuente con la cancion "(..)las buenas ya van a venir, al Lobo lo hace grande su gente (..)". Sin dudas, Gimnasia cuenta con un patrimonio intransferible, que ha sufrido y aun sufre, que se alimenta de las malas casi como si fuese un elemento indispensable para potenciar su fervor.
De hecho, el trapo que acompaña al equipo constantemente es suficiente significativo con esa pasion: "La adversidad no nos vence, nos retempla".
Asi, con esa franqueza, los mas de 20 mil lobizones vibraron en el Bosque mas alla de lo que el tanteador le pudiera deparar. Y claro, porque cada cotejo se vive con el mismo fervor, con una pasion indeleble e innegociable con cualquier resultado, por lo que el aliento cae de las gradas con la misma consistencia de siempre.
El Lobo nunca esta solo, cada vez que pisa una cancha tiene un respaldo que pocos, de los que no viven esa pasion, pueden entender.
Gimnasia nuevamente se cobijo en el grito de su gente y pudo, como tantas otras ocasiones, saber que el amor nunca queda a mitad de camino, que la fidelidad a la divisa azul y blanca escapa a todo razonamiento y la multitud, esa que siempre esta, no sabe de avaricia a la hora de alentar. La "22", que lleno el estadio, volvio a demostrar que la pasion por Gimnasia pase lo que pase, sigue intacta.