Un tripero que se abre camino a los golpes
Ezequiel Maderna nació en Los Hornos, tiene 21 años y un sueño a cuestas: obtener una medalla en los próximos Juegos Olímpicos de Beijing. Será el único representante del boxeo argentino en China, pero asegura no pesarle el compromiso. “Sé que voy a pelear con otros chicos que tienen mucha experiencia internacional, pero estoy confiado en que puedo hacer las cosas bien”, cuenta el pibe que además es fanático de Gimnasia
Miércoles, 17.50. En la puerta del club Circunvalación, la guardia periodística del diario Hoy inquieta a los presentes. Entre miradas extrañas y comentarios en voz baja, los porteros sacan distintas conjeturas de lo que pronto va a ocurrir. Desde que Ezequiel Maderna fue confirmado por la selección argentina de Box, como el único representante en los Juegos Olímpicos de Beijing, todo ha cambiado en el club del Sur de la ciudad. Cámaras de televisión o hasta reporteros gráficos; todos buscan a la joven promesa de Los Hornos, que con cierta demora llega para entrenarse como cualquier otro día. Bolso en mano y mirando al piso, Maderna transita el pasillo de ingreso al gimnasio, cuando es interceptado por El Clásico. Y se larga a contar... “Estoy muy contento por haber clasificado a los Juegos Olímpicos. Hice varios viajes, pero todavía me falta acumular más experiencia internacional”, señala sin alejarse de la habitual humildad que se respira en el ambiente del Box. Con más de 58 peleas amateurs (un número más que interesante para la edad que tiene), Maderna relegó la posibilidad de convertirse en boxeador profesional para estar en Beijing. “Espero poder saltar al profesionalismo antes de fin de año. Soy consciente de que los Juegos me pueden abrir una puerta importante, que seguramente pueden cambiar mi futuro en este deporte. Maderna estudia cada respuesta. Se muestra sereno, equitativo, como si estuviese estudiando a un rival en una pelea. Entonces, en el momento preciso, saca el golpe final. “Yo no me conformo con haber clasificado a los Juegos; mi objetivo es traer una medalla. El último que logró esto fue Chacón (en Atlanta ‘96), y creo que ya pasó bastante tiempo”. Ve por ella, Ezequiel.
Miércoles, 17.50. En la puerta del club Circunvalación, la guardia periodística del diario Hoy inquieta a los presentes. Entre miradas extrañas y comentarios en voz baja, los porteros sacan distintas conjeturas de lo que pronto va a ocurrir. Desde que Ezequiel Maderna fue confirmado por la selección argentina de Box, como el único representante en los Juegos Olímpicos de Beijing, todo ha cambiado en el club del Sur de la ciudad. Cámaras de televisión o hasta reporteros gráficos; todos buscan a la joven promesa de Los Hornos, que con cierta demora llega para entrenarse como cualquier otro día. Bolso en mano y mirando al piso, Maderna transita el pasillo de ingreso al gimnasio, cuando es interceptado por El Clásico. Y se larga a contar... “Estoy muy contento por haber clasificado a los Juegos Olímpicos. Hice varios viajes, pero todavía me falta acumular más experiencia internacional”, señala sin alejarse de la habitual humildad que se respira en el ambiente del Box. Con más de 58 peleas amateurs (un número más que interesante para la edad que tiene), Maderna relegó la posibilidad de convertirse en boxeador profesional para estar en Beijing. “Espero poder saltar al profesionalismo antes de fin de año. Soy consciente de que los Juegos me pueden abrir una puerta importante, que seguramente pueden cambiar mi futuro en este deporte. Maderna estudia cada respuesta. Se muestra sereno, equitativo, como si estuviese estudiando a un rival en una pelea. Entonces, en el momento preciso, saca el golpe final. “Yo no me conformo con haber clasificado a los Juegos; mi objetivo es traer una medalla. El último que logró esto fue Chacón (en Atlanta ‘96), y creo que ya pasó bastante tiempo”. Ve por ella, Ezequiel.
La 22 le hará una bata para llevar a Beijing.
El pueblo tripero estará muy bien representado en los Juegos Olímpicos de Beijing. Es que Ezequiel Maderna, que no reniega de sus principios, promete usar una bata que le confeccionará especialmente “La 22”, como popularmente se conoce a la hinchada de Gimnasia. “Los muchachos siempre me reconocen y me respetan. Me dijeron que me iban a hacer una bata con el escudo de Gimnasia. La voy a usar con mucho orgullo”, cuenta satisfecho Maderna. “Voy a la cancha todos los fines de semana, y lo sigo al Lobo desde chiquito”, confiesa, recordando que la azul y blanca se transformó en un amuleto en el pasado. “En los Juegos Edesur subí con la camiseta de Gimnasia, al igual que los Panamericanos de Río. Trato siempre de mostrar los colores de mi club”. A la hora de recordar el apoyo de sus más íntimos, Maderna no deja de nombrar a su esposa, Romina Rojo, y su hijo, Lucas Ezequiel Maderna. “Sin el apoyo de mi familia no sería posible estar tan metido en esto”.
